Ecuador enfrenta el reto de convertirse en un país libre de e-waste
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Man in coveralls at trash pill. Doing research. Concept of ecology, environmental pollution.
Solo entre el 3% y 5% de los residuos electrónicos recibe tratamiento adecuado en el país
En Ecuador se generan más de 86.000 toneladas de residuos electrónicos al año, según el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Esto significa que cada persona produce alrededor de 5,3 kilos anuales de desechos tecnológicos, pero apenas entre el 3% y el 5% recibe un tratamiento adecuado. El resto termina en botaderos, incinerado o reciclado de forma informal, liberando sustancias tóxicas como plomo, cadmio y mercurio que amenazan la salud y los ecosistemas.
Frente a este escenario surge la iniciativa “Ecuador Libre de E-Waste”, una causa que promueve la gestión técnica y responsable de los desechos electrónicos. Para Vertmonde, empresa especializada en el reciclaje de estos materiales, la clave está en transformar un problema en oportunidad. “Ser un país libre de e-waste no implica dejar de generar residuos, sino darles una gestión segura, responsable y sostenible, donde cada dispositivo desechado, si se trata bien, impulsa la economía circular”, explica Jhoanna Rosales, directora de la compañía.
La gestión certificada de residuos electrónicos permite recuperar materiales valiosos y proteger a las comunidades, mientras que el reciclaje informal expone a personas a riesgos de salud y provoca pérdida de recursos. Rosales enfatiza: “Cuando tratamos responsablemente los residuos electrónicos, no solo cuidamos el ambiente, también transformamos un problema en una oportunidad de desarrollo para las personas y para el país”.
Entre los beneficios de un modelo de gestión libre de e-waste destacan la protección ambiental, la reducción de enfermedades asociadas a la exposición a metales pesados, el impulso a la economía circular mediante la recuperación de plásticos y metales, y la generación de empleo en áreas de recolección, clasificación y reciclaje.
Los especialistas coinciden en que alcanzar este objetivo requiere educación ciudadana, responsabilidad extendida de los productores y sistemas sólidos de recolección y trazabilidad. La meta ya no se percibe como una utopía, sino como un desafío alcanzable con acción colectiva. “El camino es desafiante, pero cada dispositivo que entregamos en un punto autorizado es un paso concreto hacia un Ecuador referente en sostenibilidad tecnológica”, concluye Rosales.
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