Fuga digital: ¿Está Ecuador preparado para retener talento en la era del trabajo remoto?

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El Big Quit digital ya afecta al 53% de los trabajadores en plataformas de la región. En Ecuador, expertos advierten que la clave no es frenar el trabajo remoto, sino transformarlo en impacto local.

El “Big Quit Digital” ya impacta a más de la mitad de los trabajadores en plataformas de América Latina, mientras Ecuador enfrenta el reto de convertir la movilidad laboral en desarrollo local

El avance del trabajo remoto internacional ha encendido las alertas en América Latina. El fenómeno conocido como “Big Quit Digital” refleja cómo más del 53 % de los trabajadores en plataformas digitales de la región prestan servicios a clientes en el extranjero, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En Ecuador, la situación se agudiza por la brecha salarial: profesionales del sector tecnológico e innovador pueden ganar fuera del país montos muy superiores a los promedios locales, lo que impulsa la fuga de talento digital.

De acuerdo con la plataforma Deel, la contratación remota internacional en Latinoamérica creció un 55 % en 2023, mientras que la fuerza laboral remota pasó del 3 % en 2019 al 30 % en 2023, según CommittedStaff. El dilema radica en que, aunque los profesionales pueden trabajar globalmente desde sus territorios, en muchos casos se desconectan de los ecosistemas de innovación locales.

“Cada profesional que se desvincula de su entorno representa una oportunidad perdida para transformar realidades locales. El reto no es frenar el trabajo global, sino transformarlo en impacto regional”, advirtió Ferran Calatayud Ventura, Executive Director/CEO de BIU University Miami (Broward International University).

Conocimiento global, impacto local

Expertos plantean que la clave no está en detener el trabajo internacional, sino en reorientarlo hacia proyectos que fortalezcan las comunidades de origen. La formación académica con estándares globales, aplicada en territorio, puede convertirse en una palanca de transformación. “El conocimiento internacional no debe ser un pasaporte de salida, sino una semilla de transformación en origen”, destacó Calatayud.

Este enfoque ya muestra resultados. En BIU University, más del 60 % de los proyectos académicos tienen aplicación práctica en las comunidades de sus estudiantes. Algunos ejemplos:

  • En Ecuador, Greysi Virla analizó la calidad de vida de pacientes con enfermedad renal crónica, aportando mejoras en protocolos clínicos.
  • En Perú, Carlos Odar diseñó un plan de turismo sostenible en comunidades mineras, premiado por su potencial económico.
  • En República Dominicana, Luis Miguel Sosa desarrolló un modelo replicable de sostenibilidad en pymes.
  • En Colombia, Viviana Polnaco investigó la educación financiera en colegios públicos de Bogotá, generando insumos para programas escolares.

Oportunidad para Ecuador

Estos casos demuestran que la fuga digital no tiene por qué significar pérdida de talento, sino que puede transformarse en un motor de desarrollo si se orienta adecuadamente. “Los profesionales no tienen que elegir entre lo global y lo local. Pueden trabajar con empresas internacionales, pero a la vez diseñar soluciones para sus territorios”, concluyó Calatayud.

Con la creciente demanda de perfiles tecnológicos y la dependencia de capital externo, Ecuador enfrenta el desafío de diseñar políticas y alianzas que conviertan la movilidad laboral digital en innovación aplicada al país.

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