PUCE presenta la Carta de Quito y propone renovar las Ciencias Sociales y Humanidades en Ecuador
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La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) fue sede del Congreso Internacional Humanidades PUCE: Sociedades justas para la paz, realizado del 14 al 16 de agosto. El evento convocó a 12 ponentes internacionales y 21 académicos de las sedes de la PUCE en Ibarra, Esmeraldas, Ambato, Santo Domingo y Manabí, así como a representantes de diversas universidades del país.
En el marco del congreso se presentó la Carta de Quito, una declaración colectiva que propone renovar la formación en Ciencias Sociales y Humanidades ante los desafíos actuales, como la crisis socioambiental, el debilitamiento democrático y la violencia estructural. El documento plantea una actualización de los programas académicos desde una visión crítica, inclusiva y plural, orientada a la construcción de sociedades más humanas, justas y sostenibles.
“Nuestra misión es formar profesionales con conciencia ética, sensibilidad social y compromiso con el bien común”, señaló el rector de la PUCE, P. Fernando Ponce León, S.J. Por su parte, Mario Melo, director del Área Académica Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, destacó que “la academia debe responder con soluciones concretas a las demandas urgentes de nuestra sociedad”.
La Carta de Quito reafirma el papel esencial de las Ciencias Sociales y Humanidades como brújulas éticas e interculturales. Promueve una docencia conectada con la realidad, que fomente pensamiento crítico, empatía y acción transformadora.

Como conclusión del congreso la PUCE, desde todas sus sedes, asumió un compromiso conjunto. Entre los acuerdos alcanzados se destacan:
● Adaptar la formación profesional a los cambios culturales, tecnológicos y ecológicos.
● Diseñar nuevos perfiles académicos enfocados en el desarrollo humano integral.
● Fortalecer la innovación pedagógica y revalorizar los saberes diversos e interculturales.
● Integrar activamente las Ciencias Sociales y Humanidades en todos los programas académicos.
Asimismo, se planteó la necesidad de consolidar universidades que escuchen, dialoguen y trabajen en corresponsabilidad con la sociedad. Como institución anfitriona, la PUCE reafirma su identidad cristiana y su compromiso con una educación transformadora, guiada por el humanismo, la justicia social y el respeto por la vida en todas sus formas, para construir sociedades justas para la paz.