Quito vibró bajo la lluvia con más de diez horas de rock independiente en el Vulgar Fest #13

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El Parque de la Mujer y el Niño se llenó el viernes 10 de octubre con miles de asistentes que resistieron el frío y la lluvia para disfrutar de una nueva edición del Vulgar Fest. Bandas locales e internacionales mantuvieron viva la fuerza del rock alternativo en Ecuador.

El Parque de la Mujer y el Niño empezó a llenarse poco después de las 10:30. El cielo estaba cubierto y el ambiente anunciaba un día largo. A las 11h00, Homicidio Sonoro subió al escenario y dio inicio al Vulgar Fest #13, una jornada que, pese a la lluvia y el frío, se sintió como una celebración del rock independiente.

El parque se colmó con rapidez. La lluvia, primero leve y luego constante, no detuvo a nadie. Los impermeables improvisados y las chaquetas empapadas se volvieron parte del paisaje. Personas de distintas edades se mantuvieron frente al escenario, decididas a no perderse ninguna banda.

Este año, el festival cambió de sede en respeto al contexto de manifestaciones que vive la ciudad. El nuevo espacio funcionó bien, el sonido se sostuvo y la organización mantuvo el control sin contratiempos.

Las agrupaciones locales marcaron el pulso de la jornada. Oponente Interno encendió los primeros pogos; Juana La Loka presentó un set cargado de energía y letras directas; Violenta Vicentina reforzó la presencia femenina con actitud; y Notoken, con su punk veloz, mantuvo la intensidad del público.

Muscaria, pionera del hardcore ecuatoriano desde los noventa, apareció avanzada la tarde y protagonizó uno de los momentos más potentes: una multitud cantando bajo la lluvia temas que ya forman parte del repertorio histórico del rock nacional.

Desde Colombia llegaron Zikosis y Fértil Miseria, que cerró la jornada con una descarga de energía y letras de resistencia. La banda británica The Varukers, otro de los puntos más esperados del cartel, reafirmó su legado como referente mundial del punk.

Las bandas tocaron bajo una lluvia persistente, en un escenario que resistió el clima sin pausas. El público, de pie sobre la cancha de cemento del parque, permaneció firme durante toda la jornada. Ni el frío ni el agua frenaron la energía ni el sentido del encuentro.

En medio de un país que atraviesa manifestaciones y un paro nacional, el festival también se convirtió en una forma de expresión colectiva. Entre canciones, la gente levantó carteles y gritó consignas, recordando que la música independiente no se separa de la realidad social que la rodea.

Cuando Fértil Miseria bajó del escenario, ya era de noche. El parque estaba cubierto de charcos y luces dispersas, pero la mayoría permaneció unos minutos más, sin prisa. Quedó la certeza de que la música independiente, incluso bajo tormenta, mantiene su fuerza y su lugar en esta ciudad.

Fotografías: Dayra Palacios

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